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Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (VI)

 Capítulo 6 – El Rey de la Montaña (Segunda Parte)
– Rata 1.- Ten cuidao chaval, a ver si te la va a picar un pollo, que esta es mu viva, a la que te descuides… ¡TRaCaTRá!

– Montaña.- ¡Largo de aquí! ¡Grosera! ¡Me cago en tu manto!
– Kaskete.- Marditos roedores… que animalicos mas porculeros… ¿verdad?
– Montaña.- Si, pero como el Nuncio de su Santidad dice que las ratas también son de Dios… no puede una tirar de vara de fresno y liarse a palos con ellas.
– Kaskete.- Ya, en Onda Cero también lo dicen, como son de la misma cuerda…
– Montaña.- Pero dime, bella flor… ¿Estudias o trabajas?
– Kaskete.- Me alegra que me hagas esa pregunta, porque yo siempre he sido mucho de cantar esa bella copla que dice: «ayyy ayyy ay ayyy, queee trabaaaajoooos nooos mandaaa el señooooor…» O sea que en ese sentido podría decirse que soy un trabajador incansable que, lejos vivir en la eterna alineación del pico y la pala, gusta de recrearse con estudios de todo tipo que contribuyan a enriquecer la materia gris de las interioridades de mi caparazón.
– Montaña.- Pues me quitas un peso de encima, porque el otro día vinieron por aquí Dudo y Gobo, diciendo que no has dao un palo al agua en tu vida.
– Kaskete.- ¡Valientes hijos de puta! No les hagas caso… ¡que son unos metemierdas! Me tienen todo el día acarreando fardos llenos de vaya usted a saber que, de una cueva para otra y luego dicen que no hago nada.
– Montaña.- Si te quedaras aquí conmigo, no tendrías que mover un dedo nunca mas. Te cubriría de oropeles… ¡Rey moro! Si gentilmente me brindaras tus favores te aseguro que no te iba a faltar de nada.
– Kaskete.- No lo pongo en duda, pero no es una cuestión de que me falte o me sobre, es que como bien dijo Friedrich Wilhelm Nietzsche en su obra El Nihilismo Europeo: «Mas vale comer menos y cagarlo a gusto.«, y yo, aunque es cierto que me encuentro mas cerca de los postulados empiristas que de los nihilistas, suscribo sus palabras, omitiendo, que duda cabe, lo escatológico, mas por pudor que por otra cosa. Además es que yo ya tengo novia en el pueblo y soy hombre de una sola mujer.
– Montaña.- Piénsalo bien guapetón, que seguro que a la larga te compensa mi amor; atiende la de fruslerías que albergo aquí entre to la mierda, diamantes… circonios… phoskitos medio caducaos… ¡y mira! ¡Una fotografía de Miguelito Bosé firmada por Tony El Gitano! Esto vale su peso en oro…
– Kaskete.- El valor sentimental es sin duda incalculable, pero ya le digo que en el pueblo tengo un amor que…
– Montaña.- Seguro que sois primos, y si os casáis os saldrán los hijos tontos. Además… ¿Estaría ella dispuesta a, llegado el momento, quitárselo de la boca para darte cualquier capricho? Yo desde luego lo haría sin dudarlo ni un segundo.
– Kaskete.- Mi novia seguro que no lo haría, porque es un poco seca, pero vamos que aun así ya le digo que en principio no estoy interesado en la oferta. Por cierto… ¿Donde están esas adorables ratitas tan entrañables?
– Montaña.- No cambies de tema, fíjate… si incluso llevo el tanguita por fuera… ¡como las niñas modernas!
– Kaskete.- ¡¡A mi la Guardia Civil!! ¡Vade retro Satanás!
– Montaña.- Pues tu no te escapas de aquí sin que te coma el boquino… ¡resalao!

En ese duro trance me hallaba cuando aparecieron los operarios de Limpieza del Ayuntamiento de Madrid recogiendo la basura. En esa ocasión tuve suerte de que sonara la flauta porque de no haber sido así, quien sabe si a estas alturas no sería un hombre ultrajado… no quiero ni pensar en tal posibilidad… ¡porque es que se me abren las carnes y todo!

FIN DE LA PRIMERA PARTE


Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (V)

 

Capítulo 5  – El Rey de la Montaña (Primera Parte).

Para los Fraguel, que tienen esa extraordinariamente enorme narizota que con tal polivalencia utilizan, el aire cargado del interior de las cuevas y el oxigeno viciado por las emanaciones de distintos gases de mayor o menor toxicidad, no supone preocupación de ningún tipo; pero para mi que soy (en lo tocante a nariz) de constitución chata, si supone un notable problema, mas que para mi, para mi sistema respiratorio al que, dicho sea de paso, quiero como a un hijo.
Por eso, a la mínima oportunidad que tengo, asomo mi diminuta naricilla por la salida trasera de la cueva (la que da a la residencia de los Goris) y, abrazado a una imagen de San Martín de Porres, cruzo de puntillas el jardín de su mansión para ir a visitar a la Montaña de Basura que, aunque huele peor que las bragas de la Tía Tomata, hay que reconocer que tiene una conversación de lo mas agradable.
La primera vez que hablé con ella, estaba rodeada de una pléyade de libros que sus inseparables amigas las ratas intentaban mordisquear al mínimo descuido:

– Montaña.- Y ya os digo que he untao de matarratas las hojas de los libros para que os jodáis y no os los podáis comer.
– Rata 1.- Por lo que yo he oído, las novelas de Alfonso Ussía ya vienen untás de veneno de la editorial… ¡y están mas malas que el balagre!
– Rata 2.- Yo es que eso no me lo como ni harta de vino, no sea que me de una trombosis, soy mas de beber cicuta… ¡a lo Sócrates!
– Montaña.- Ya, pero a mis apuntes de la UNED bien que le hincáis el diente.
– Rata 2.- A todos no, solo a los de la asignatura que imparte Escohotado, por si vienen aderezaos con sabrosura…
– Kaskete.- Buenas tardes, señoras… ¿que tal va todo?
– Montaña.- Pues ya ve usted joven, aquí bregando con estas ratas que no me dejan estudiar a gusto, a este paso no acabaré nunca la carrera.
– Rata 1.- ¿Que carrera? ¿La del galgo? ¡¡Si aun no te has sacao ni el graduado escolar! ¡A tu edad!
– Montaña.- Si llevarais como yo trabajando de sol a sol desde los 14 años… ¡Otro gallo os cantaría!
– Rata 2.- De sol a sol… ¿Y los días que esta nublao que?
– Montaña.- Esos son de libranza, como bien recoge el Convenio Colectivo de aplicación.
– Kaskete.- Da gusto conocer gente con iniciativa, a su edad y aun mantiene intacto el encomiable afán por cultivarse por dentro para que eso se note por fuera; esa precisamente es la determinación ibérica que ha hecho que esta nuestra sociedad avance a pasos agigantados en todos los ámbitos científico-matemáticos.
– Montaña.- Bueno guapetón, tampoco soy tan mayor, aun estoy en edad de merecer…
– Rata 1.- Que no es mayor dice… ¡Si tiene mas años que el betún!
– Rata 2.- Ya te digo… ¡Si hizo la mili con Don Pelayo!
– Montaña.- Venga… ¡Veros a tomar por saco de aquí, ratas inmundas! Este guapo mozo y yo tenemos muchas cosas sobre las que conversar a solas…

 

(Continuará… )

Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (IV)

Capítulo 4 – Mas chutes no

Desde que tengo uso de razón, si hay algo que siempre me ha tocado la punta de los cojones (por no decir que la circunferencia ovaloidiforme de las narices), eso ha sido esa errónea creencia de que Fraguel Rock era la juerga padre, todo diversión y cachondeo.

Os lo creáis o no, la cruda realidad es que después de llevar un mes entre sus cuevas le daban ganas a uno de tirarse al metro (o en su defecto a la taquillera).

No había un mísero bar donde beberte 38 botellines del trago… un alegre binguito en donde gastarte el sobre tachando cartones rotulador en mano… no encontrabas unos recreativos en los que echar una partidilla al Comecocos y eso que en los 80 (al menos en el exterior), no podías andar tres pasos sin darte de narices con un local repleto de chavales gastándose la paga en las maquinitas; fijaros como sería aquello, que por no haber… ¡no había ni una mala whiskería!

Lo cierto es que durante los primeros meses de estancia en Fraguel Rock, trabé gran amistad con Dudo, el de la oblonga nariz, y un día conversando sobre todo tipo de temas (a cual mas pinturero), me reveló su gran secreto. Escuchad atentamente amiguitos:

– Kaskete.- La verdad Dudo, no se como no os morís de asco en esta mierda de cueva… ¡es de un sopor intolerable!
– Dudo.- Hombre, está precioso faltarnos al respeto de esa manera, tú que llevas aquí a mesa y mantel 3 meses, tocándote los cojones sin dar un palo al agua con la excusita de novelar nuestra vida… ¡todavía te quejarás desgraciao!
– Kaskete.- No te pongas mohíno, cojones, que no era mi intención ofender, pero tendrás que reconocer que este sitio es un aburrimiento.
– Dudo.- Anda toma, hazte un par de tiris, y déjate de tonterías…
– Kaskete.- ¡Pero Dudo! ¿¿Me estas insinuando que prepare dos rayas de coca?? ¡Que escándalo!
– Dudo.- Mírale que estrecho… ¿no querías diversión? Pues ahí la tienes… ¡bailalá!
– Kaskete.- Estoy conmocionado… jamás hubiera pensado que los Fraguel le dierais a la mandanga.
– Dudo.- Pero a ver… ¿tu estas ciego o solamente gilipollas? ¿A que nos vamos a dedicar en esta mierda de sitio si no?
– Kaskete.- No se, yo pensaba que practicabais un epicureismo vital que os hacía mas llevadera la estancia en estos parajes, y que poco menos que vivíais de la caridad…
– Dudo.- Si, de la que nos brindan las Carmelitas Descalzas de mis Cojones… ¿No te jode? ¡Aquí fabricamos mierda de la fina chaval! Heroína… Cocaína…MDMA… y una marihuana es canelita en rama… ¡me la quitan de las manos!
– Kaskete.- Pues yo no he visto un turulo en todo el tiempo que llevo aquí…
– Dudo.- ¿Ah no? Acércate a las construcciones de los Currys… ¿no te parecen sospechosos esos tabiques cilíndricos de plástico duro del tamaño de los agujeros de nuestras fosas nasales?
– Kaskete.- Coño, ahora entiendo porque hay tanta jeringuilla usada donde la montaña de basura.
– Dudo.- Si hijo… ¡Mucho vicio es lo que hay aquí! Pero cuidao, que como cuentes algo de todo este negocio, puedes dar los dientes por perdidos.
– Kaskete.- Tranquilo que no diré nada, aun soy joven para comer únicamente sopa de sobre y puré maggie. Pero es que tampoco me drogo.
– Dudo.- Que sosainas… ¡Pues anda y que te den poL saco! Me voy a enseñar a los chavales a liar canutos… ¡adeu!
– Kaskete.- ¡Hasta luego mangurrián!

Hay que ver cuanto vicio tienen estas criaturas, para ser marionetas de trapo quiero decir…

 

(Continuará… )

 

Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (III)

Capítulo 3 – ¡Máma! ¡He visto un Fraguel!

Me pueden dejar atado de pies y manos, con los ojos vendados y metido dentro de un saco de 40 kilos de naranjas Beni en mitad de cualquier ciudad, que no tardaría mas de 48 segundos en liberarme de mis ataduras y encontrar una tasca en la que tomarme un bocata de lomo-queso (o en su defecto de bacon-pimientos), acompañado de su correspondiente botellín de Mahou. Pero señores, es meterme en una cueva y pierdo por completo el sentido de la orientación, y en Fraguel Rock otra cosa no, pero cuevas de duro pedernal hay como para alicatar 87.537 cuartos de baño.

 
Perderse en Aguilar de Campó no comporta ningún problema porque cada 15 metros  hay un paisano ataviado de rica pana dispuesto a indicarte, veloz cual gacela, el camino a seguir, e incluso si preguntar te da apuro, puedes orientarte con tan solo observar hacia donde apuntan los afilados pitorros de las boinas. Pero claro, despistarse un segundo en la cueva de los Fraguel, puede suponer lo que me supuso a mi, que acabé en la Mansión de los Goris, y por un momento incluso llegué a temer por mi propia integridad. Pero mirad lo que allí ocurrió:

 
– Kaskete.- ¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde? Digo… ¡Ah del castillo!
– Gori Hijo.- ¡Máma, Máma! ¡He visto un Fraguel!
– Kaskete.- ¡Oiga usted señor mío! ¡Que yo no soy un Fraguel!
– Gori Hijo.- ¿Como que no? Los Fraguel son esquivos y altaneros, son astutos como osos hormigueros. ¡No me engañas! Eres un Fraguel.
– Kaskete.- ¡Pero desgraciao! Hay que ser mas observador… ¡Que la vida es pa despiertos!
– Gori Hijo.- Pues demuéstrame que no eres un Fraguel o jamás saldrás de aquí con vida.
– Kaskete.- ¿Amenazas a mi? ¡A que te doy una solfa de hostias! Tu no tienes ni la mas mínima idea de con quien te la estas jugando chaval… ¡Se te van a caer los huevos!
– Gori Hijo.- Cojones… ¿pues quién eres tu que te das tantos aires?
– Kakete.- Pues aquí donde me ves soy amigo de un cuñado, de la madre de la nuera, de un vecino de la prima de uno que hizo la mili en Ceuta con el sobrino de ese de la cara picá que presentaba un programa de cotilleos en Tele Cinco.
– Gori Hijo.- En ese caso retiro lo dicho. Pero por el amor de dios, que no se entere Jordi Gonzalez de esto… ¡a ver si me va a hacer un reportaje!
– Kaskete.- Venga va, por esta vez haré la vista gorda.
– Gori Hijo.- ¿Y dices que no eres un Fraguel?
– Kaskete.- Pues claro que no… ¿es que no te das cuenta de que no soy de trapo, ni me mueven con varillas? Y lo que es mas importante… ¿no ves que no llevo una mano metida en el culo como Rockefeller o Macario?
– Gori Hijo.- Eso tiene fácil solución, rey.
– Kaskete.- ¡Quieto ahí o tiro de navaja! Estos malditos Goris y su sexualidad ambigua… Pero dime ¿A que os dedicáis vosotros?
– Gori Hijo.- Pues tenemos una Gestoría, le llevamos to los papeles de nóminas y eso a los Curris, y teniendo en cuenta que trabajan sin cobrar un duro, es un negocio redondo… ¡mejor que un puticlú!
– Kaskete.- Ya te digo. Oyes te dejo, que me están llamando al móvil.
– Gori Hijo.- ¿Me das tu messenger y hablamos?
– Kaskete.- No, mejor se lo doy a tu puta madre, y ya si eso se lo pides a ella.

Y que luego haya quien diga que no sabe de que pie cojean los Goris… ¡lo que hay que oír!

 

(Continuará… )

 

Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (II)

Capítulo 2 – Burocracia

 
Nunca he sido caballero de proferir quejas, elevar juramentos a los cielos o despacharme alegremente con críticas mordaces y certeras si el asunto no estaba realmente justificado; pero he de afirmar hoy aquí que considero escandalosamente obsceno lo fácil que me resultó encontrar la puerta de entrada a Fraguel Rock, en comparación con todas las vueltas que tuve que dar hasta conseguir cumplimentar todos los impresos, rellenar cada uno de los formularios y entregar la documentación precisa para conseguir los permisos y el visado que me permitieran adquirir la residencia temporal en tan variopinta comunidad.

Y es que si hay un defecto que resalta frente a las muchas virtudes de los Fraguel, es la burocratización del sistema. Un Fraguel es incapaz de hacer nada si antes no se le ha presentado el impreso pertinente, compulsado, adverado ante notario (que haya dado fe pública del mismo) y sellado por triplicado en la ventanilla adecuada.

¿Creéis que tramitar los papales del paro es insufrible? Pues ni se os ocurra trabajar como coreógrafos para los Fraguel, porque cada movimiento exige un impreso, cada paso se rige por una normativa municipal, cada molinete o voltereta debe ser consensuada por una Comisión Parlamentaria… ¡algo demencial! ¿No os parece sospechoso que haga tanto tiempo que no sabemos nada de Giorgio Aresu? Pues básicamente es porque después de su breve paso por Fraguel rock, no volvió a levantar cabeza hasta el punto de que aun precisa psicofármacos para superar un trauma que, todos estamos seguros, será de por vida.

Y he de reconocer con amargura y dolor que, acostumbrado a ser recibido en todas partes con alharacas, mi entrada en la cueva de Fraguel Rock no fue precisamente triunfal; la cuestión se limitó a un mero trámite administrativo con el aduanero, un funcionario municipal de malas hechuras conocido por el nombre de Gobo que con muy malos modos e innumerables reproches hacia mi persona, dejó de leer una novelilla de James Bond de esas de a duro para atenderme, y con el que de este modo dialogué en mi primera incursión en esa célebre roca de Dios:

– Kaskete.- Pues pensaba yo que era mas difícil de encontrar la entrada a Fraguel Rock, me ha costado mas rellenar todos los papeles de residencia que localizar el sitio; en ese sentido hay que reconocer que el Ayuntamiento os lo tiene perfectamente señalizado.
– Gobo.- Venga, venga, no me cuentes tu vida, y menos entorpecer la cola, que tengo mucho jaleo y ya casi es la hora del botellín de a media mañana.
– Kaskete.- Pero si soy el único aquí… ¡no se ve ni un alma en pena en to la zona!
– Gobo.- Vaya por Dios, hemos topao con un listo…. O sea que vas a saber tu mas del oficio que un alto funcionario cualificado de Fraguel Rock… ¿no?
– Kaskete.- Hombre, tampoco he querido decir eso, pero es que…
– Gobo.- ¡¡Ni esque, ni eska!!
– Kaskete.- Que malas pulgas gasta por aquí el funcionariado, en la tele los Fraguel parecíais mas afables y bonachones.
– Gobo.- Y que pasa… ¿Que tú te crees todo lo que sale por la tele?
– Kaskete.- Lo que sale en los magacines de Mari Tere Campos si, lo demás lo suelo coger con alfileres mas que nada por el qué dirán… pero tenía la sensación de que por estos parajes la gente no tenía tan mal genio…
– Gobo.- Pues no te creas todo lo que ves en las pelis de Pajares y Esteso, porque aquí con esa actitud te vas a llevar hostias hasta en el carné de identidad. Es un consejo de amigo.
– Kaskete.- Hombre, pues gracias por el consejo.
– Gobo.- De nada, el primero es gratis.
– Kaskete.- ¿Y el segundo?
– Gobo.- Cuando llegue el momento ya haremos números…

¡Y vaya si hicimos números! Porque días después me dio 3 consejos (los mismos que le dio al gallo que le cantó a San Pedro), de lo que quizá algún día si hago fortuna os rebele el contenido; y digo si hago fortuna, porque el desgraciao me cobró cada consejo a 2.000 pesetillas de las de antes… ¡que ya está bien!
Y es que aunque nunca lo hubierais sospechado, a los Fraguel les gusta mas un billete, que a un tonto una tiza… ¡Menudos!

 

(Continuará… )

 


Para disfrutar… ¡Plas, Plas!: Una Historia con Recao (I)

Capítulo 1 – Prólogo

Al igual que no descubro nada nuevo cuando digo que no solo de pan Bimbo vive el hombre, es evidente que no solo de impecables Relatos de alcance o de finas e incisivas Entrevistas de relumbrón vive el escritor decente y español. Con esto, que de obvio que resulta puede parecer ofensivo, quiero decir que tengo innumerables sagas en preparación con visos de próxima y cercana publicación, y que estoy mas que seguro que harán las delicias de todos vosotros, mis queridísimos lectores.

Lo que leeréis hoy, es el comienzo del espeluznante relato que transcurre durante el periodo vital de mi valioso tiempo al que dedique mi actividad intelectual al estudio de la vida de Los Fraguel; una época dorada durante la que conviví con ellos en su escarpada cueva tallada en la gélida roca, y en la que descubrí cosas que, por presiones políticas, hasta hoy nadie se ha atrevido a desvelar.

Durante mucho tiempo mantuve una compleja lucha interna conmigo mismo (y sobre todo con mi mecanismo) al no acabar de decidirme entre si contar los secretos de estos pequeños seres, o relatar a modo de sainete las almibaradas vivencias que compartí cuando mantuve un tórrido affaire con Hanna Montoya, esa bella intérprete de canción ligera, de prominentes pómulos, bermejos mofletes, aflautada voz y descomunales y turgentes pechos que ha hecho de la rumba-folk un género a tener en cuenta, aunque solo sea para salir corriendo como alma que llevan los transportistas de almas, al oír el rasgar de una guitarra mal templada en el segundo acorde de tal abominación musical.

Finalmente me he decidido por tocar primero el palo de Los Fraguel (y por favor os lo pido, no veáis dobles sentidos en esta expresión), porque el recao de esta aventura, como bien anticipa el título, es mas que jugoso. Por eso de momento dejaré de lado mis hazañas sexuales para retomarlas con mayor ímpetu en futuras incursiones literarias que formaran otra saga de no menos alcance.

Evidentemente las presiones que ha ejercido el lobby comandado por Jim Henson han sido desmesuradas, llegando incluso a poner precio a mi cabeza (un precio muy asequible a todos los bolsillos); concretamente se ha estipulado una equivalencia dineraria entre mi cabeza y una ristra de ajos, lo que me enorgullece, porque como todos bien sabéis, una ristra tiene muchas cabezas, de lo que se deduce que mi precio debe rondar un peso en oro similar a un trillón de yenes esterlinos… ¡si no más!.

Pero para mi lo primero es la verdad, y ni con esas han conseguido acallar mis palabras, porque como defensa personal he contratado a las muchachas del ballet de José Luis Moreno que han jurado dar su vida y lo que no es su vida por mi, y que al grito de… ¡Calad bayonetas!, defenderán mi vida y mi virtud (con su propia honra si fuera menester), de cualquier ataque orientado a intentar perderme el respeto, por el único motivo de querer tirar de la manta y que la fiscalía tome carta en este feo asunto de monigotes, si fuera menester..

Aquí comienza mi vida con Los Fraguel, unos seres enratonaos a los que todos amáis pero que es mas que probable que acabéis despreciando, porque como bien sabéis del amor al odio hay un corto trecho que es el resultante de multiplicar la base por la altura y dividirlo entre dos.

(Continuará… )